Padre bueno y misericordioso,
en esta nueva jornada que nos regalas
sin haberla pedido,
sin haberla merecido,
sin haber hecho nada
para que estuviera preparada para nosotros,
te pedimos que nos hagas
hombres y mujeres de verdad,
hombres y mujeres veraces,
verídicos, verdaderos,
consagrados en la verdad.
Padre bueno y misericordioso,
te pedimos que nos hagas
testigos de transparencia,
que nos hagas hombres y mujeres leales,
fieles, entregados,
sin sombras, sin dobleces,
austeros y sobrios,
completos e íntegros.
Padre bueno y misericordioso,
como Jesús te pedimos
que nos consagres en la verdad,
que nos hagas lectores
y partícipes activos de tu palabra:
que nos dejemos transformar por ella,
que nos dejemos proyectar por ella,
que nuestra vida
sea una vida de verdad y en verdad.
Que nuestra vida sea para otros
signo de tu verdad.
Así sea
Comments are closed.