Señor Jesús, buenos días. Terminamos hoy esta semana de trabajo. Ha habido muchos momentos bonitos y también algunos que nos han desconcertado o que nos han sorprendido. Ha habido vida, mucha vida, y por ello te damos gracias.

Señor Jesús, como dice el Evangelio de hoy, como tú también nosotros estamos en este momento orando solos. Delante tenemos un día para ser discípulos tuyos, para que se note que tú eres el Señor de nuestra vida, para que nuestras palabras, nuestros gestos y nuestras acciones hablen de ti y de tu Buena Nueva.

Señor Jesús, enséñanos a orar más y mejor. Enséñanos a hablar contigo cara a cara, a escucharte con atención y con más serenidad, a que en nuestra oración haya muchos rostros y muchos nombres, mucho recuerdo, mucha memoria, alguna petición y mucho agradecimiento.

Señor Jesús, en este mismo momento muchos discípulos tuyos estamos haciendo nuestra sencilla oración matinal: hazte presente, bendícenos y acompaña nuestra jornada. Haznos buena nueva para todos.

Y que si nos preguntan por ti, sin decir palabras, sepan quién eres para nosotros con sólo mirarnos a los ojos. Así te lo pedimos. Así sea 

Óscar Alonso Peno
Responsable Área Pastoral FEC