Miércoles 20 de abril 2022
"¡Quédate con nosotros porque atardece!" (Lc 24,13-35)
Señor Jesús, atardece cuando no somos capaces de buscarte. Atardece cuando no somos capaces de encontrarte en medio de la vida. Atardece cuando tiramos la toalla y creemos que no hay nada que hacer. Atardece cuando nos conformamos con ese “es lo que hay” y no luchamos más. Atardece cuando solo y siempre vemos el vaso medio lleno. Atardece cuando no salimos fuera, allí donde la primavera despliega su esplendor y preferimos quedarnos dentro, al resguardo, por si acaso.
¡Porque atardece, quédate con nosotros!
Señor Jesús, atardece cuando en la fracción del pan no te reconocemos. Atardece cuando nuestra casa es sólo nuestra. Atardece cuando no nos dejamos enseñar por ti mientras caminamos. Atardece cuando el dolor, el mal y la impotencia se hacen fuertes en nosotros. Atardece cuando no sentimos a los demás como hermanos. Atardece, Señor, cuando pretendemos en todo ser los primeros, los más fuertes, los más independientes, los más autosuficientes. Atardece cuando queremos ser inmortales y olvidamos que estamos llamados a ser eternos.
¡Porque atardece, quédate con nosotros!
Señor Jesús, atardece cuando no llevamos la alegría dentro.
Atardece cuando nos cuesta sonreír.
Atardece cuando, a pesar de tener de todo, nos invade la tristeza y no somos capaces de reponer el ánimo porque no andamos en amor.
Atardece cuando las palabras que pronunciamos están vacías y no dicen nada o expresan justo lo contrario de lo que somos y sentimos.
Atardece cuando olvidamos agradecer tanto bien recibido y sobrevivimos contentándonos con lo mediocre.
Atardece cuando en nuestra vida no está el Señor, cuando no le vemos y profesamos resucitado.
¡Porque atardece, quédate con nosotros!
Atardece… Señor Jesús, quédate en nuestra casa hoy.
Míranos a los ojos, siéntate en nuestra mesa,
cuéntanos tu historia, enamora nuestro corazón.
Así te lo pedimos. Así sea
Óscar Alonso Peno
Responsable Área Pastoral