Señor Jesús, me reconozco necesitado de encontrar ese tesoro escondido. Por eso en esta mañana te pido que me des la capacidad de búsqueda necesaria para seguir buscándolo, para saber reconocerlo si lo encuentro y para atreverme a venderlo todo para poder comprar el campo en el que lo encontré.

Señor Jesús, pero me ocurre algo: todo lo mío, lo que tú has puesto en mí, todas esas cosas heredadas y otras conseguidas con mucho trabajo y esfuerzo, me cuesta desprenderme de ellas. Me da miedo encontrarte, dejarlo todo y sentir que me quedo sin nada, que doy un salto al vacío sin más seguridad que tu Palabra y tu mirada preñada de ternura.

Por eso, Señor Jesús, una jornada más te doy gracias porque soy de los que te andan buscando y te pido que acompañes mis inquietudes y mis búsquedas, que disipes mis miedos y neutralices el vértigo que mi propia debilidad genera en mí. Haz que hoy sea constante en esa búsqueda del tesoro escondido al que me invitas a encontrar. Gracias por esta nueva oportunidad de vivirlo todo en ti. Que viva este día lleno de alegría. Así te lo pido. Así sea