Señor Jesús, buenos días. ¡Qué importantes son los mensajeros! ¡Qué despistaos estamos algunos que no somos capaces de verlos, de distinguirlos de los charlatanes y de seguir sus señales! ¡Qué decisivos son para los que andamos preparando nuestro corazón para que puedas morar en él! Gracias, una jornada más, por hacer que tu Palabra ilumine mis búsquedas y me dé pistas para seguir caminando, de modo que termine eligiendo lo mejor.

Señor Jesús, abre mis ojos para ver a tus mensajeros. Haz que en mí se acreciente esa capacidad que advierte y aprecia a aquellos que vienen en tu nombre para mostrarme el camino recto. Haz que escuche con atención a los profetas de nuestro tiempo y que me aplique siempre a mí mismo lo que dicen. Primero a mí, Señor Jesús, primero a mí. Porque a menudo recibo su mensaje y lo apaño para los otros.

Señor Jesús, hazme de mí también un mensajero de tu Palabra, de tu proyecto y de tu modo de hacer las cosas. Que los demás al verme, te intuyan, al escucharme, tengan ganas de escucharte y al servir se enamoren más de tu modo de proceder. Que al amar mi amor sea como el amor de los pequeños, sin medida, sin vergüenza y sin fronteras. Que este día sea una nueva oportunidad para vivirte, celebrarte y hacerte presente allí donde esté. Así te lo pido. Así sea

Oscar Alonso Peno

Responsable Área Pastoral FEC