Señor Jesús,

¡Qué bonito en labios de María Magdalena ese «maestro».

No te reconoció físicamente,

pero al escuchar de tu boca su nombre ella supo que eras tú.

Dame a mí también la capacidad de reconocerte resucitado,

de vivirte  en cada momento de la vida

sabiendo que has vencido a la muerte.

Señor Jesús,

maestro de maestros,

haz que viva como un discípulo tuyo,

deseando seguirte, también cuando falten la luz y las fuerzas.

Haz que te tenga a ti como modelo y como referente,

que desee en todo conformar mi vida a la tuya.

Señor Jesús,

que viva hoy desde la alegría de la Pascua,

que saberme tras tus huellas me capacite

para seguir aprendiendo cómo vivir las bienaventuranzas

y hacer vida lo que recito en el Padrenuestro.

Así te lo pido. Así sea

Óscar Alonso Peno

Responsable Área Pastoral FEC