Lunes 10 de junio 2024
"Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,1-12)

Señor Jesús, una semana más aquí nos tienes. Y una semana más vivimos consternados por los conflictos que se suceden en tantos lugares de nuestro planeta: dos guerras sin visos de que terminen, cientos de conflictos locales en un sinfín de países en los que gobierna la sinrazón, violencias casi inimaginables en barrios, guetos y cárteles que tienen sometidos a gobiernos y países enteros. Y miles de personas cada vez más enfrentadas por ideologías y odios pretéritos.

 

Señor Jesús, y hoy el evangelio nos recuerda que son bienaventurados los que trabajan por la paz. Me pregunto si yo estoy haciendo algo por esa paz. Me pregunto si rezarte pidiendo que llegue la paz es suficiente. Me pregunto cómo puedo, en mi diario vivir, ser instrumento de paz, ser motivo de sosiego, de reconciliación y de perdón.

 

Señor Jesús, vivo como si no hubiera guerra alguna. Vivo como si todos los conflictos y violencias que me circundan no tuvieran nada que ver conmigo. Vivo cómodamente preocupado por mis cosas, mis guerras y mis historias. Veo las imágenes de las guerras y apenas soy capaz de decir «qué horror, qué barbaridad, hasta cuándo». Enséñame, Señor Jesús, a vivir como hijo tuyo, enséñame a comprometerme activamente por la paz. Lo necesito. Lo esperan muchos. Así te lo pido.

Así sea

Óscar Alonso Peno

Responsable Área Pastoral FEC